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Aquello que aprendimos en el 2007

Aquí va un repaso, inevitablemente conciso, del año transcurrido; breve constatación de que aún hay motivo para la esperanza. A nada que busquemos, siempre hay una vuelta a la noticia, una razón, a veces tan oculta como firme, desde la que aventar los mejores deseos navideños. Siempre hay argumento para sostener la fe de que la paz y la fraternidad reinarán un día sobre la tierra.

Este repaso superficial arranca con el desafío número uno que atendemos. Los desastres derivados del cambio climático no están conjurados; olas, tormentas, huracanes… siguen amenazando a los más desposeídos; el oso polar pisa un hielo más frágil…, pero el problema ha entrado definitivamente en la agenda prioritaria de las gentes, pueblos y gobiernos. La Madre Tierra difícilmente olvidará el nombre de Bali.

La incertidumbre económica, que auguran analistas y se cierne sobre el futuro, debiera servir para alentar la exploración de nuevos modelos asentados más en los principios superiores del cooperar y el compartir, que de explotar y competir. La implementación más ambiciosa de energías renovables como alternativa a los hidrocarburos, la agradecería un aire sobrecontaminado, un bolsillo exhausto.

Los animales que codician los humanos son más libres y como ejemplo tenemos la reciente renuncia de Japón a la caza de ballenas jorobadas. Más cerca, las corridas de toros tampoco cuentan ya con cámaras que televisen su cruel sangría.

Pulsa cada vez con más fuerza el poder del ciudadano a través de Internet. La Red de redes se torna de día en día más participativa. El poder que muchos políticos se resisten a ceder, lo va conquistando el internauta a golpe de teclado.

El hambre en el mundo sigue siendo nuestra más profunda espina colectiva, bien es verdad que la FAO manifiesta avances en el África subsahariana. Gran parte de opinión pública se manifestó escandalizada con la desaparición de Madeleine MacCann, pero esa buena porción de la ciudadanía habrá de madurar y emanciparse de las pautas que marcan los grandes medios. Todas las vidas truncadas de millones de niños por el egoísmo humano cada año en la geografía del Sur, no levantan tanta tinta como esta desafortunada niña británica.

En el ámbito de la política internacional, abrimos primero la ventana a Europa con una última noticia a todas luces esperanzadora: las fronteras desaparecen desde Rusia a Gibraltar. El nuevo espacio Schengen permite que 400 millones de personas circulemos libremente en el marco geográfico de la Unión.
Subrayar también la satisfacción por la firma del Tratado de Lisboa, que pone punto final a la incertidumbre y el desencanto. ¡Bienvenido sea un Tratado, que aunque tardío, sienta las bases de un futuro más aunado! No es la Constitución que muchos europeístas convencidos hubiéramos deseado, pero sí el máximo techo al día de hoy alcanzable. La política se revela una vez más como el arte de los posibles, labor paciente y de consenso que pospone hasta el momento oportuno objetivos de bien colectivo más ambiciosos.

En Irlanda del Norte las formaciones católicas y protestantes, otrora enemigas irreconciliables, comparten gobierno, proyectos y futuro. Este ceder de antagonismos históricos se ha escenificado también en otros puntos de la geografía mundial. Corea del Norte y del Sur comparten ya dos líneas de ferrocarril tras 50 años de aislamiento. Los trenes llevan consigo el sueño de una península unificada.

Otro ejemplo lo podemos observar en Oriente Medio. Palestina verá ondear en un futuro muy próximo la bandera de su independencia, pero la renuncia a la violencia de sus facciones armadas puede escribir aún más estimulantes titulares. Las manos estrechadas en Anápolis del primer ministro Israelí, Ehud Olmert y del presidente palestino Mahmud Abbas, es, sin duda, una de las fotos para la esperanza de este año que ya cede.

Más al oriente, el puro y exclusivo orgullo de imperio frena aún la retirada del ejército norteamericano de Iraq, pero pronto el triunfo demócrata puede hacerles tomar la misma y sensata puerta que los ingleses. Por lo demás, todo hace pensar que bien Hilary Clinton, bien Barack Obama ocupará la Casa Blanca como 44 presidente y cederá por fin un tiempo de arrogancia, engaño y militarismo.

En lo que a la otra gran potencia respecta, observamos como Vladimir Putin se las ingenia para perpetuarse, pero los luchadores de la libertad ya no pueden ser acallados. Garry Kasparov ha levantado una justa bandera que el terror de estado no podrá arriar. Gas y petróleo le han dado un poder al antiguo agente de la KGB que no debería utilizar para sobrealimentar orgullo nacional, ni marcar tan severa distancia con la UE y EEUU. El fantasma de la guerra fría pareciera asomar a veces en la rígida mirada del mandatario ruso.

El deporte no puede esconder en China la lacra de su gobierno de constante violación de los derechos humanos. Los Juegos Olímpicos no pueden servir para lavar la cara de otro régimen totalitario y cruel. De cualquier forma, no necesariamente el boicot es la actitud más eficaz en pro de las libertades y derechos. Miles de periodistas aterrizarán en la cumbre del deporte mundial. Una vez ante los medios de comunicación de todos los continentes, los deportistas galardonados podrán expresar clamor de libertad al acariciar su metal al cuello.

En general las dictaduras de todas las latitudes ven sus días contados en un mundo globalizado en que el control se torna imposible. El manido y ancestral discurso nacionalista frente al “intrusismo foráneo” no es ya coartada a largo plazo para cercenar libertades. Aún sin móviles, ni banda ancha, los monjes budistas birmanos nos mostraron el poder inconmensurable de la oración que camina, del canto y los “mantram” aunados.

Cada vez hay más mujeres en el poder. Este año vimos como subían Pratibha Patil, presidenta de la India y Cristina Fernandez de Kirchner, de Argentina y con ellas, ojalá también, una nueva sensibilidad a la hora de hacer política.

El reemplazo en el liderazgo del muchos países latinoamericanos sienta también esperanza, pero ni la Habana, ni Caracas pueden ser referentes válidos. Las políticas a favor de los más desfavorecidos han de evitar a toda costa la fractura social.

El Banco del Sur abre sus ventanillas en Latinoamérica, si bien resta comprobar que sea un instrumento de emancipación de los mas desfavorecidos y no simple propaganda de políticas y líderes populistas.

En el capítulo de las partidas, marcharon algunos de los grandes en la comunicación y en las artes: Jesús de Polanco, Fernando Fernán Gómez, Luciano Pavarotti, Mstislav Rostropovich, Marcel Marceau, Maurice Béjart…, ¿pero quién sabe de la grandeza de quienes recién llegaron y aún tan sólo duermen y lloran en la cuna de la inocencia?

Ya en casa, el desvío de fondos sacude el sector solidario, pero lamentables excepciones no han logrado frenar el empuje imparable de las ONGs.

Cayucos cargados de africanos penetran aún la noche oceánica tras las blancas playas del Andalucía y Canarias, pero Europa se tomó en serio las inversiones para el desarrollo de estos pueblos hermanos.

ETA volvió a matar, pero el atropello de la vida cada vez le sale más caro. Reanuda su macabro ejercicio, pero la repulsa social y el cerco policial apenas le conceden oxígeno. Vuela de nuevo el plomo hacia cabezas inocentes, pero aún con todo, el Estado y su Justicia deberán reconsiderar los golpes a los aledaños ideológicos de la banda, pues merman así la opción de que los radicales hagan por fin política sin pistolas.

La compra nos vacía los bolsillos y el precio de la vivienda aún no bajó de las nubes, pero los jóvenes ya están también en la calle en demanda de un “justo techo”. Las llaves de un austero piso no pueden llevarse la mayor parte de nuestra nómina.

Más recientemente los autores ganaron su partida con el canon digital, pero cada vez hay más creadores y artistas que, espantados de tanto mercantilismo, comparten a través de Internet los frutos de su genio.

La Iglesia oficial cierra filas en torno a la doctrina absoluta, acentúa su conservadurismo, mientras que la popular abre más y más sus puertas y corazones. La disidencia se persigue con más ahínco, pero a quienes promueven espacios de sincera y fraterna comunión sin fronteras poco les preocupa ya la bendición de Roma.

Por último, esperar que el 9 de Marzo sea ocasión para un debate serio entre las formaciones políticas sobre modelos de Estado, sobre proyectos de futuro, no la culminación de una crispación que a tantos nos tiene hastiados.

El futuro no pinta aún de rosa. Mantener norte y sostener la fe y la esperanza siguen constituyendo nuestros más elevados desafíos; norte hacia la tierra de justicia y solidaridad, del cooperar y el compartir; fe y confianza de que, pese a todo, la humanidad progresa en su ascenso evolutivo, de que no estamos solos, de que somos asistidos. De repente no lograremos cambiar el mundo, pero sí contribuir a inaugurar a nuestro alrededor más y más espacios para las correctas y armoniosas relaciones humanas. ¡Juntos podemos!

 
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