Frente al fondo verde del encinar de Urbasa, hoy ha empezado a pintar su lienzo el humo vecino. ¿Tristeza por el verano que ya partió, por las olas que no danzamos, por los ríos que se deslizan ya lejanos…, o alegría por los amarillos que ya pulsan en lo recóndito de la arboleda? Si no es el mar, será un océano de hojas allí donde nos bañaremos. Si no es el mar, tiene que haber un cielo oceánico donde nuestras manos permanezcan enlazadas… Si no es junto al mar, en alguna ribera nos reencontraremos… |