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No se oculten las estrellas

El “no” es a menudo lo más fácil, el “no” que no mancha, ni compromete, ni se responsabiliza de nada; el “no” que permite mantenerse ausente, puro, incontaminado… El problema es hasta dónde iremos con el “no”; hasta cuándo sin sembrar, sin construir, sin decidir, sin conducir…, hasta cuándo sin involucrarnos, sin tomar partido…; hasta cuándo sin salir en apoyo de nada, ni de nadie.

Sí, Beppe Grillo se mantendrá casto y virgen, pero Berlusconi con más alas y más cerca del poder; Italia por su parte sin timón y Bersani sin nadie a quien mirar para sumar apoyos imprescindibles. El “Movimiento Cinco Estrellas” no se manchará, ¿pero que será de la nación sin sus votos imprescindibles para formar gobierno progresista? Nada hermoso ni prometedor nos sugieren los populares cortes de mangas del singular cómico. Nada nos seducen los brazos que repudian. Buscamos los que levantan y reconstruyen.

Una civilización materialista, individualista y hedonista ha tocado fondo. Berlusconi representa en la nación hermana su faz más grotesca. No es fácil comprender esa ofrenda a él de espacios de gobierno. Tampoco la otra alternativa seduce en absoluto. No será necesario aguardar a que cunda el pánico para sentar los cimientos de un futuro diferente. No es preciso que se extienda la total ingobernabilidad para construir un mundo cada vez más basado en los valores de cooperar y compartir, más fundamentado en la solidaridad y el amor a la Tierra. Rechazar a Bersani y su coalición de progreso es un portazo al posibilismo y a la esperanza de “otra Italia posible”.

Algún día habrá que intentar hacerlo de otra forma y entonces remangarse y mancharse y errar y caer y por supuesto volver a levantarse. No es suficiente el “no” a lo que no queremos, no basta denunciar, prima comenzar a hacer política de otra manera. Es preciso comprometerse en la reconstrucción de la nueva sociedad, establecer alianzas, explorar pactos con otras fuerzas regeneradoras; por supuesto comenzar a servir en las instituciones desde la genuina vocación en favor del bien colectivo y desde el mayor desinterés personal.

Será preciso arriesgarse e intentar hacerlo de otra manera. Serán necesarias nuevas ideas, principios emergentes, nuevos conceptos que deben regir y perfeccionar nuestro progreso. Será forzoso salir al paso de otras voluntades sinceras, desapegadas del poder, que sirvan realmente a los valores de justicia, limpieza en la gestión, real democratización de las instituciones…, en los que cada vez más ciudadanos/as creemos. Apremia una determinación para llevar adelante un trabajo a largo plazo en aras de una sociedad más fraterna. Con el solo “no”, no hay mucho recorrido, no hay horizonte, no hay perspectiva…, sólo virginidad, sólo pureza…

Bienvenida la virtud, la voluntad de hacer las cosas de otras forma, por supuesto la democracia directa del movimiento que lidera Grillo. Bienvenido un mayor control por parte de la ciudadanía de los resortes del poder merced a las nuevas tecnologías, pero en tanto en cuanto se va implementando, no será preciso que los italianos vayan directos al caos. Afirma la escritora inglesa, Alice Bailey: “En todos los países los hombres y mujeres de buena voluntad están dispuestos a responder al claro llamado y a una organización inteligente para prestar servicio en la reconstrucción”. La Italia honesta y de futuro se ha volcado en las “Cinco Estrellas”, pero éstas están llamadas a brillar con toda la fuerza en su firmamento, no a ocultarse, ahora que amenaza de nuevo cielo oscuro.

 
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