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Factura ya abonada.

Más que preguntarnos qué hizo o dejó de hacer esa mujer abatida, destrozada, nos debiéramos preguntar de dónde viene esa necesidad de linchamiento mediático, de exponerla a todas horas en nuestras pantallas. Como si tratáramos de certificarnos que el demonio siempre está fuera, que el monstruo capaz de la barbarie jamás se hubiera paseado por nuestros andurriales de adentro, una Rosario Porto consumida es mostrada a todas horas, en todos los medios.

¿No será que la bestia anida más cerca de cada uno de nosotros de lo que creemos? ¿No será que por eso nos empeñamos en señalarla lejos? Que dejen en paz a esa mujer en su propio calvario. La Santa Inquisición de los medios de comunicación ya la han juzgado, ya la han sentenciado. Me atrevería a decir que ya ha cumplido su pena tras tanto fusilamiento de luces y flashes. Déjenla partir, déjenla encontrarse y batirse contra sus propios demonios. Y nosotros recordar ahora y siempre que "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", que el que esté libre de demonios que agite sus alas, que parta ya de este mundo.

Factura ya abonada. ¿Por qué y para qué este largo exorcismo colectivo? Dejémosla con su negro, dejémosla con su propia conciencia, que sobran inmaculadas togas, severos mazos, anticipadas sentencias…

 
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