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One Respe. ¨Honor y respeto¨

Tercera crónica desde el Caribe  
Hubo que volver al mar para poder ordenar todo lo vivido. Hubo que sentarse frente a la orilla, dejar golpear por dentro las olas para que se nos echaran encima todas las experiencias, para que se abalanzaran todas las sonrisas que nos iluminaron en los más diversos escenarios de los días recientes. Caminamos por una arena ahora negra y gruesa que nos otorga una paz que agradecemos profundamente. Nos ceden una casa en primera línea del mar. Los payasos nadan y nadan intentando atrapar otra suerte de gozo que no se halla en el horizonte del escenario. Después alguien grita que hay tiburones y hay que recular, no sin pena, a la orilla. De repente inesperadamente se abre un pequeño paréntesis de descanso que nos sabe a gloria. A estas alturas ya hemos aprendido a no rechazar toda la dicha abundante que nos sale al paso.

Ayer pudimos errar, pudimos doler a otros, pero en el calendario de nuestros días nos aguarda una noche de calmas olas sugiriéndonos que siempre es posible intentarlo de nuevo, siempre será posible renacer con fuerza, ya no para doler sino para bañar una playa reseca, unos hermanos sufrientes.

De eso sabe mucho la gente maravillosa de One Respe (www.onerespe.com) que acabamos de dejar. Trabajan en la educación y mejora de la calidad de vida de las comunidades pobres de Los Platanitos y los López, a las afueras de la ciudad norteña de Santiago. Es un gozo reportar reencuentro de almas, revelar el cruce con seres que comulgan con los mismos ideales que participan de los mismos principios y anhelos. Natacha es el alma mater que dinamiza las diferentes secciones de la asociación. Ella pone la alegría y el criterio práctico en la casa ajardinada de que disponen y en donde organizan los más diversos talleres, además de ofrecer consulta pedagógica y psicológica gratuita. Catucho, su marido, es la cabeza pensante, el teórico que idea las líneas generales por las que discurrirá el proyecto. Ese genial complemento es lo que ha dado vida a esta asociación con tan benéfica acción social y tan variado y creativo despliegue de actividades.

Visitamos a Catucho en su biblioteca que a la vez es sala de trabajo. Vemos donde se ha nutrido tan exhaustivo conocimiento de la realidad de los desheredados. Desde esa ubicación tan acertada, ellos vuelan alto, visionan superiores valores, apuntan a elevadas metas. Apuestan por el progreso de las comunidades pobres aledañas, pero sobre todo por la educación de los más pequeños. La mejor forma de aumentar la autoestima es enseñar a leer, nos comparte Natacha con convicción. Ella quiere hacer las cosas bien, imbuir la educación de una alta calidad, pues considera que es la única forma de salir del subdesarrollo.

“One Respe” en idioma creol (propio de Haití) indica “honor y respeto” es decir que todo humano es merecedor de un honor, es decir que todos deben ser tratados con respeto. Llevan tiempo combatiendo el racismo y la xenofobia tan arraigados en la sociedad dominicana para con los haitianos. Han lanzado campañas y elaborado diversos materiales al respecto. Siempre hay alguien que lo puede estar pasando peor, que puede estar sufriendo aún más discriminación y explotación, sencillamente porque el color de su piel es más oscuro.

Llevamos dos días con la gran familia de “One Respe”. Hemos aprendido mucho en su compañía. Veíamos que despliegan inteligente y eficaz actividad, veíamos color en las paredes y entrega en el profesorado. Veíamos mucho arte por doquier, mucho compromiso con los más desfavorecidos. En un momento aparecen unas camillas en las que hacen acupuntura, una sala de meditación, unos libros que hablan de luz. Nos empezamos a sentir como en casa, empezamos a comprender donde ancla toda ese compromiso, toda esa belleza, todo ese orden. Empezamos a observar que no hay casualidad alguna, porque de algún lugar en lo profundo debían salir esos colores y toda esa labor desplegada con tanta imaginación y cariño, esas ganas grandes de asistir en su propio medio a los más olvidados…

Natacha quiere ahora formar un coro. Está convencida de que desde el paisaje sórdido de esas casitas y chavolas se pueden elevar las más sublimes notas, que el canto es un legítimo medio para volar por encima de los techitos de uralita. Ahora están recogiendo las canciones populares infantiles de toda la región, pues quieren colmar las aulas de esos antiguos repertorios.

La gente de “One Respe” ha conseguido bajar la violencia sin usar la violencia. Nos cuentan los apuros económicos que padecen para salir al paso, dificultades inherentes a todo proyecto noble y desinteresado. Sin embargo han visto también como la providencia les ha asistido cada vez que se han encontrado sin aparente salida.

No tengo imágenes de estos encuentros. Se me extravió la cámara con las fotos de todos estos días sin volcar. Quizás otros ojos tenían más necesidad que yo de atrapar el instante. Será que toca avanzar en el más puro desapego, sin más archivo que nuestra torpe memoria... No tengo imágenes de esta gente formidable. Cerrad los ojos e imaginar ángeles en la tierra, trabajando en humildes aulas levantadas a la vera de sus barracones. Imaginad sus voluntarios, por cierto muchos españoles, brindando educación de calidad y porvenir en el medio de esos barrios de chabolas.

 
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