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Érase la bola del mundo...

A punto estuvo de explotar por el peso sumado de los que apenas tienen peso. Agujereada, machacada, decenas de veces parcheada, sucia…, pero feliz. La bola del mundo ha rodado por su mundo y reposa ya agotada, pero contenta en el garaje de casa. Acostumbrada a no salir de Estella y su Paseo de los Llanos (http://www.foroespiritual.org/), esta vez ha cogido aviones, barcos, trenes y taxis. Se ha llegado inflada, orgullosa hasta quienes más han sufrido.

Los niños que han escapado de la guerra le han puesto sus mejores deseos de paz, le han colmado de corazones de todos los colores. Ha sido en los campamentos de refugiados de El Pireo, cerca de Athenas y de Vial, Depeté y Souda en la isla de Chíos. Los niños que huyen del horror le han colmado de deseos de amor. Los pequeños de ahora, no hagan la guerra mañana, no la emprendan por ningún motivo o excusa nunca jamás. Recuerden que la tierra es una, grande y sin fronteras, como aquella de goma que unos locos payasos inflaron ante su ojos sorprendidos. Recuerden siempre que la tierra era una enorme superficie compartida en la que colocar nuestros más elevados deseos, nuestros más coloridos “post-its”.

 
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