En realidad, el Eterno no juega a ningún azar. Dios fÃa en nosotros y nosotras, en nuestra capacidad de reinvertir y reinventar nuestro mañana. Abandonó los tugurios. Dios ya no frecuenta aquellos lugares en los que se reparte suerte. La suerte no existe. Es el desconocimiento de la Ley. "Dura lex, sed lex". La Ley es justa, por más que se manifieste dura a veces. Nuestra bola no se revuelca descontrolada en ningún bombo, no es servil del albur. De ser asà todo serÃa un caos y el caos tiene siempre la muerte por compañera. No anclaremos en nuestro horizonte ningún bingo, no cuadricularemos nuestro mañana y lo rellenaremos de números. Vamos a levantarnos del tapete verde de la llamada “ suerte†y trabajar a la intemperie, a las puertas del invierno nuestro futuro. Saquemos nuestra bola del bombo. Privemos al destino de una buena o mala suerte. Entregémoslo al esfuerzo constante, al trabajo grupal, al empeño es pos de la Luz , a la Voluntad Superior, al Ideal Puro, a la GuÃa divina... Nos encontramos a la salida del Casino, junto a las sacas de blanco y ecológico cemento, entre los palets de siempre dispuestos ladrillos. Artaza 22 de diciembre de 2024 www.velouriz.org |
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