Política y paz | Una sola humanidad | Espiritualidad | Sociedad | Tierra sagrada

LUIGI

Las redes sociales proporcionan sobradas pistas sobre su itinerario vital. Luigi Mangione era igualito que cualquiera de nosotros, de los que ahora leemos este artículo. Soñaba, pero también rabiaba…

Viajó a Japón, quería "ser zen", tal como confesaba a un amigo. Seguía a Krishnamurti, mantenía hábitos saludables de alimentación., apostaba por la salud holística, creía en la superación personal…. y sin embargo el pasado 4 de diciembre disparó a un hombre por la espalda. Ni siquiera se enfrentó a su mirada. Con una pistola de plástico mató en Nueva York a Brian Thompson, consejero delegado de United Healthcare, la principal aseguradora de salud de EE UU.

Norteamérica de todo hace dinero, incluso de la enfermedad y el sufrimiento. La salud ajena nunca debiera convertirse en negocio, engordar el patrimonio propio, pero los grandes CEOs también deberían tener su lugar bajo el sol. Se puede denunciar sus abusos, pero nunca amputarles su aliento.

En el discurso de fin de carrera Luigi deslumbró a la audiencia y sin embargo ahora le espera la sombra por el resto de sus días. Siempre el corazón por encima de nuestras opiniones, porque de lo contrario nos podemos ver de repente con una pistola hecha con una impresora 3D apuntando a otro ser humano, creyéndonos los salvadores del mundo. El odio no podrá jamás redimir a ese mundo y sí acabar con la vida siempre sagrada, sí abocar nuestra existencia a los barrotes. Sin llegar a ese extremo siempre será contraproducente.

Luigi tenía una enfermedad en la columna y no había recibido los cuidados que demandaba, pero el rencor que ganó su corazón resultó ser a la postre mucho más peligroso y fatal. El joven, ahora preso y que ha hundido su prometedor futuro, ha encontrado mucho apoyo en las redes sociales. Le califican de moderno Robin Hood, sin embargo este errado "salvatore mundi" sólo nos deberá inspirar lástima.

El joven rebelde nos muestra que la personalidad inferior no vigilada puede descontrolarse e incluso conducirnos al crimen irreversible. La emocionalidad negativa puede llegar a cegar una mente preclara. Veo reflejada algo de nuestra desatada juventud en Luigi. Su apuesta por otra sanidad, por otra sociedad era bien intencionada y sin embargo en un momento bajo la animadversión le ganó la partida.

Nunca me acerqué a una moderna impresora y le pedí una pistola de plástico, sin embargo sí que he constatado que en el pasado ideas nobles que brotaban dentro de nosotros hallaban alguna dosis de gasolina en cierto rencor adolescente. Lamentablemente éste también nos habitaba. Albergamos nuestro particular Luigi por un tiempo y sin embargo ahora sólo me produce tanta distancia como compasión. Me invita a una actitud de constante alerta. Hemos de permanecer en permanente observación de forma que, de ninguna forma, los sentimientos negativos ganen terreno en nuestro interior. Las consecuencias pueden ser nefastas. Podemos encontrarnos frente a un charco de sangre y tener que ver con la bala, con la responsabilidad del desatino.

El mundo sólo será salvo por la solidaridad, el amor y la compasión. Las causas justas sólo necesitan de su infinito carburante sin ningún tipo de arriesgada adulteración, ni mezcla. Nunca se agota. El dolor en la espalda, en cualquier esquina del siempre sensible cuerpo, no reste ni brillo, ni pureza al ideal. El rencor y su plomo siempre fallido jamás se interfieran cuando vamos con ilusión en pos de superiores metas.

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS