La compasión que pedimos ejerzan otros es la que primero hemos de encanar nosotros mismos. Vertemos agua sobre nuestros propios fuegos al tiempo que deseamos mantener viva la memoria del compañero y hermano. Hemos de perseguir a muerte nuestro propio rencor, acabar con los rescoldos que aún no hemos apagado por completo. No deseamos guarecernos para nada en la animadversión. Queremos un pueblo crecientemente unido en medio de un mundo aún tan dividido; que lo puedan gobernar incluso quienes ayer callaron cuando el tiro en la nuca. Lo último que queremos es quedarnos con el resentimiento y para ello tanto ayudarÃa la solicitud de sincero perdón por parte de la izquierda abertzale. Perdonar por nuestra parte siempre, pero olvidar no conviene, por lo menos tan rápido. Todas las muertes de ETA fueron dolorosas y execrables, pero también por cercanÃa cada quien conserva sus modestos e Ãntimos altares, puede reparar más en sus propios muertos y hacerlo sin odio. Tuve en suerte conocer, siquiera puntualmente, a este hombre noble, tan grande como su propia estatura. Este artista desprendido y generoso unió su destino al de Yoyes. No conocà a esa mujer cuyo brutal asesinato marcó un antes y después en nuestras vidas, sin embargo su firme disidencia ante la crueldad era la nuestra, su valentÃa la que querÃamos para nosotros, su hartazgo de la violencia era el mismo que albergábamos dentro. Ni siquiera la compañÃa de su niño echó para atrás al generalato más inclemente. Todas las muertes son terribles, pero hay nombres propios con personal resonancia. Cuando se asesina a una joven cargada de futuro y coraje que vuelve sencillamente a pasear en paz por su pueblo añorado, sólo el profundo arrepentimiento de los ejecutores y colaboradores nos puede volver a reunir tras un proyecto de paÃs. Imanol se levantó valiente ante tamaño atropello y jamás midió las fatales consecuencias que ello le acarrearÃa. ETA y su entorno empujó al exilio a Imanol donde murió de pena. Quienes con su callada complicidad suspendieron al cantautor tanto aliento, tantos conciertos deberÃan hacer un serio acto de arrepentimiento antes de pretender tomar las riendas del poder. Es indispensable una ética elemental y responsable para devenir autoridad. Quienes aspiran a gobernar Euskadi han de abrazar primero una moral de mÃnimos. El silencio durante décadas ante la barbarie de ETA es incompatible con el ejercicio del poder. Si es voluntad popular, adelante los Asirones de todos los Consistorios, también de superiores instancias de gobierno, pero antes de que agarren con fuerza el bastón de mando que se detengan un momento, que recapitulen, que observen cuándo y dónde erraron, cuándo y dónde faltó la palabra de rotunda condena, cuándo y dónde su silencio tornó atroz. Eskerrik asko Imanol! Tu recuerdo renovado con el documental nos contagia fe y fuerza para seguir trabajando por un mundo más musicado y bello, más libre y justo, más solidario y comprometido, que vaya dejando atrás los desatinos de la intolerancia, los fundamentalismos de todo signo, los tiros en la nuca de todas las ideologÃas y geografÃas. |
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