Voy entendiendo esa diaria urgencia de ventana y de teclado. Voy comprendiendo por qué mi pequeño mundo se detiene, por qué al cuaderno, a la pantalla no hay horarios, ni hambre, ni otros compromisos. Estoy en mi compromiso. Todo puede esperar cuando viene la necesidad de escribir y comunicar. Son momentos sagrados, únicos, irrepetibles. Voy entendiendo esa dictadura del silencio que se impone al acariciar teclado. Creo que la necesidad de escribir es la de sumar a la Creación, sumar al esfuerzo inmemorial de recrear la Vida, de contarla y compartirla. La necesidad de escribir es la de ser uno con el Gran Hacedor, de poner nuestros instrumentos y dones a su servicio. |