A la vera del pasado, asoma el futuro; junto al recuerdo, los proyectos del mañana y siempre en el alma el anhelo de poder llevar a más y más seres la buena y eterna nueva del amor sanador y fraterno.
Junto a las imágenes del ayer reciente, asoman ya los interrogantes de un mañana siempre exigente. No sabemos por dónde se colaron las preguntas. El caso es que están ahí, acechando, retando ya de día y de noche: ¿Por dónde se va a África? ¿Cómo hacemos llegar todo este amor al centro del dolor? ¿Cómo acercarnos con sencillez y humildad al gran continente olvidado, a la llaga más ancha y profunda de esta tierra? ¿Podremos abrazar y sanar donde más se necesita? ¿Tocará bajar para que no tengan que subir, para que olviden el fatal cayuco, para que no tropiecen ellos con alambradas de espinos e ingratitudes, para que no desembarquen tiritando en las arenas del fracaso? ¿Empezará África en Finisterre? ¿Comenzarán sus desiertos, selvas y sabanas fascinantes, su geografía interpelante tras aquel infinito horizonte que contemplamos junto al faro que ponía fin a la tierra? La unión interna se hace manifiesta, por encima de las fronteras. ¿Podremos saltar ésa, la más alta valla que nos separa de una África amiga, de una África hermana?
El viejo paradigma basado en el beneficio propio se desploma, el sistema económico depredador de humanidades y maravillas se colapsa en estos días, pero ya arrancan los motores de las nuevas caravanas que tienen por norte la nueva tierra, la nueva vida. ¡Gracias de corazón Jorge, gracias a toda la entrañable familia latinoamericana de la Sintergética por la honda experiencia vivida en el Congreso y en la Caravana de la sanación! El Plan avanza. África aguarda. Siempre unidos en el Trabajo Uno.
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