Ha vivido cada función con intensidad. Rehuye bambalinas y pisa fuerte y alegre. Al poner tanta pasión sufrió descalabro. No le añadió dulce a la droga. Logró salir del pozo y desde entonces vive por y para que otros lo abandonen. Ayuda a quienes atraviesan “la noche oscura del almaâ€, por eso alterna teatro y aula, escenario y servicio, interpretación y contagio de esperanza. Sus guÃas espirituales arrojaron la luz que necesitaba en medio de los claroscuros del drama y ello le hace sentirse muy agradecida. Ha escrito dos libros de autoayuda “Como aprendà a ser feliz†“Cambiando en la luz†(Ediciones LibrerÃa Argentina) , y otro autobiográfico “Más allá del teatroâ€( Ediciones Temas de Hoy) y también opositado para llevar a la televisión semillas de sabidurÃa y espiritualidad, fórmulas de crecimiento personal, pero aún nuestra pantalla rosa y negra, no admite el destello de tanta luz. Me recibe junto a su perra ciega en su apartamento de Madrid. La popular actriz lleva el cabello del “Yo Leonor" que ahora representa, un soliloquio histórico de la figura de Leonor de Aquitania que está dando con éxito la vuelta a España. No hay felicidad de manual en esta mujer que ha salido airosa de tantos desafÃos. Muestra sonrisa sincera y habla con naturalidad de la gran crisis que, después de años, logró atravesar. Su voz extremadamente dulce no merma seguridad alguna a las palabras. Conoce el alcance de su discurso sanador. Habla con conocimiento en el ámbito experiencial, pero se detiene con prudencia al borde de terrenos sin total dominio. No se afana en conquistar méritos, los tiene ya ganados. ¿De paso en el teatro de la vida…? Asà es. Estamos purificándonos y por eso venimos a la tierra. Estamos en camino, aprendiendo hasta a unirnos a la energÃa universal. Vamos a más y más, hasta dar con nuestro hogar verdadero. Esto es una función de teatro. La relatividad que adquieres en la escena, después te sirve también para relativizar la vida fÃsica en relación a la vida eterna. Las cosas se desdramatizan cuando te das cuenta de esto. ¿No deberÃamos recordar nuestras funciones anteriores…? No me centro en lo que he sido o dejado de ser en otras vidas. No me gusta esa manÃa de buscar esa información concreta. No me preocupa. Me preocupa saber lo que he de trabajar aquÃ, para estar bien con la gente que me rodea. ¿Toca repetir función…? Trabajo para no tener que volver a este nivel. DesearÃa no tener que pasar de nuevo por el aprendizaje que aquà he debido de vivir. Benditas depresiones ¿Cómo saliste del pozo? Estando deprimida yo no iba al cine, no veÃa amigos, pero la crisis no consiguió bajarme del escenario. Seguà trabajando. No suspendà jamás una sesión. No me faltó fuerza ni para trabajar, ni para proseguir mis estudios espirituales. Cuando estaba en escena no se me notaba la depresión, lo cual ya era un milagro. PodÃa estar como una “vieja†encogida, pero de repente salÃa al escenario y la Luz me apoyaba y me llenaba. Ni en los momentos más difÃciles dejé tampoco de estudiar y de realizar mis prácticas de meditación. Gracias a esta disciplina salÃ. Fue una eclosión maravillosa, pero en realidad estuve trabajando intensamente para ello. ¿Hay algún atajo hacia la luz que no pase por esas “benditas depresiones†a las que aludes en tus libros? No es preciso tropezar en los pozos. Conozco a personas que no han necesitado de las depresiones para crecer. Yo he sido una enferma emocional como mucha gente de mi profesión. Jugamos mucho con las emociones de los personajes. A menudo las potenciamos peligrosamente. Ocurre que existen obras que de repente te machacan. El “Adefesio†de Alberti por ejemplo me costaba mucho hacerlo. Para interpretar emociones hay técnicas muy aventuradas. Por ejemplo cuando un dÃa no puedes llorar en el escenario porque no te fluye, porque ese dÃa no estás inspirada o no has conseguido meterte dentro del personaje, echas mano de la memoria sensorial, de recuerdos tuyos. Es el método de Stalinlawsky con el que han trabajado los mejores actores de Hollywood. Personalmente prefiero no recurrir a este peligroso método. Hay técnicas más liberadoras. ¿En nuestro camino de crecimiento, no podrÃamos sortear esos pozos? ¿Es preciso tropezar con ellos? No hay que tenerle miedo a la depresión. Es una enfermedad como otras. Soy partidaria de los antidepresivos, pero no de los barbitúricos, ni calmantes, pues hay muchas técnicas como el yoga, la meditación… que pueden servir de ayuda para tranquilizar los nervios. ¿Por qué hay una predisposición especial en tu profesión para padecer esas crisis emocionales? El ego del miedo, muy alentado por el ego del orgullo, es muy fuerte. Hay que estar siempre en la cresta de la ola. Pareciera que en un dÃa de estreno nos jugáramos la vida. Por lo demás, la competitividad está a la orden del dÃa y la economÃa es insegura. De cualquier forma, las vibraciones negativas te las puedes encontrar en todas partes. Si eres un “canal abierto†como me pasa a mÃ, recibes las sensaciones de lo que le está ocurriendo a cuantos te rodean, tanto en lo positivo como en lo negativo. Tengo técnicas para liberarme de esa basura mental, pero a menudo no me acuerdo de realizarlas. ¿Del pozo al Cielo? Ahora es, en verdad, una autopista hacia el Cielo. Vivo mi mejor momento aunque aún queda mucho por recorrer. Aún hoy paso por procesos fuertes. Dice mi Maestro John Roger ( http://www.john-roger.org ) que la vida te pone constantemente pruebas. Él insiste en que los procesos pueden ser dolorosos, pero, hoy en dÃa, en cualquier caso, rápidos. Vivimos un acelerado camino de transmutación hacia lo positivo. Un dÃa me pongo mala y puedo estar 24 horas llorando, pero para el dÃa siguiente logro superar esa situación por medio de la meditación. Mi maestro me ha enseñado a no contenerme las emociones negativas, a liberarme de ellas. En el camino del servicio ¿Dónde arranca ese despertar espiritual? El punto de partida fueron los seminarios de crecimiento personal “Insightâ€. Vivà un florecer de conciencia fortÃsimo en estos seminarios. Tuve unas experiencias internas muy bellas gracias al sicólogo Jhon Roger, quien después serÃa mi maestro. Comencé a ver el aura del facilitador primero y luego de los participantes. Al dÃa de hoy pertenezco a una Iglesia ecuménica llamada M. S. I. A. (www.msia.org). La dirigen mis dos maestros Jhon Roger y Jhon Morton. Para entrar en ella nadie te invita a renunciar a tu propia religión. Para salir tienes, siempre que lo desees, la puerta abierta. ¿Eres obsequiada a menudo con experiencias extrasensoriales? Desde pequeña ya me pasaban fenómenos especiales, pero el miedo me paraliza a menudo. He de reconocer que es mi adversario cuando voy a saltar a otro plano. Detrás del miedo está Dios. Aún no he vencido ese miedo fÃsico, pero estoy convencida de que lo he de superar. ¿Cómo te iniciaste en el servicio? Al año de salir de la crisis, sentà la necesidad de entregarme y me puse al servicio. En un comienzo me venÃa mucha gente con depresión, ahora ya me viene de todo. No obstante siento también ahora una necesidad creciente de retirarme, de dedicarme a mà misma. A veces hago retiros en mi propia casa. Me desconecto, olvido la televisión, tomo una comida sana y me dedico a mis lecturas y meditaciones. Puedo hacer incluso retiros de silencio. Este tipo de retiros son muy necesarios para encontrar lo mejor de nosotros mismos. Todos llevamos la chispa divina, incluso Bush. Lo malo es que no la encuentra. ¿Qué es lo más importante que MarÃa Luisa Merlo trata de trasmitir a quienes asisten a su cursos y conferencias? Que la felicidad está dentro y no fuera, que no depende de las circunstancias externas. Hemos de asumir la responsabilidad exclusiva de nuestra vida, de las situaciones que nos toca vivir. De nada nos sirve echar la culpa a alguien de lo malo que nos pueda ocurrir. No hay que apoyarse en eso tan horrible que es el victimismo. Tomar la responsabilidad de ti misma da una fuerza enorme. Al fin y al cabo estamos involucrados en un intenso proceso de aprendizaje. ¿La grabación del CD de meditaciones (Editorial LibrerÃa Argentina) fue para ti una experiencia especial? Cierto, ha sido una muy bella experiencia espiritual. Los CD’s en realidad no son mÃos. No sé de quién son. Sus palabras me vinieron. Por eso son tan poderosos. Puse una música, una grabadora y empecé a hablar, pero en realidad no eran mis palabras. Cuando intuà que el dictado habÃa finalizado, me detuve. No hacÃa falta ni siquiera corregirlo. De esa sesión salieron cuatro meditaciones. Cuando oigo la última que lleva por tÃtulo “Liberando emociones negativas†se me ponen los pelos de punta, pues sé que no soy yo la que está hablando. No preparé intelectualmente ese trabajo, no dicté esas meditaciones, por eso son tan poderosas, por eso son de tanta ayuda. Sirven mucho a la gente que las escucha. ¿Te sientes ayudada, soportada, sostenida por seres superiores? Asà es, me siento un canal abierto del espÃritu. Me ocurre en las meditaciones, en las conferencias. Por ejemplo, cuando doy una charla, puedo estar una hora fluyendo. Hablo con mi propia voz, pero en realidad me convierto en un canal del espÃritu. Después no me acuerdo siquiera de lo que he dicho. |
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