Elon Musk ya no juega a confundirnos, vuelca su desorbitado poder económico al poder de los que ya antes se veían “grandes”. Incluso el siempre innovador Mark Zuckerberg flirtea con el próximo presidente de los EEUU, un acercamiento hasta ahora insospechado. Se echa en brazos de Trump, le da pasta, acerca a su empresa a sus alfiles, acata sus pautas en cuanto al descontrol de contenidos… La alianza reaccionaria y ultrareaccionaria avanza en todo el mundo occidental. Trudreau echa la toalla tras diez años, socialistas y verdes de Alemania en espantada, Austria en manos de la ultraderecha, Rumanía echando flores a Putin... Meloni, Le Pen y Alice Weidel nos confirman que la mujer no es siempre necesariamente en el vértice del progreso. El incansable argentino de la motosierra por su parte intentando consolidar la internacional del fracaso humano… La lista de la eventual decepción sería interminable, mas no caeremos en nada de eso. ¿Resta algún lugar donde encarnar la esperanza que habíamos visualizado? ¿Queda luminoso horizonte ante el que apostarnos? ¿Vamos a estar siempre pendientes del sorpresivo baile político? ¿Vamos a danzar "in aeternum" ese loco ajetreo o afirmarnos en un "loto" más inamovible? ¿Vamos a pender siempre nuestro futuro de los escrutinios electorales, de los golpes a esos escrutinios o mantenernos alertas al progreso más sutil, lento y callado de las conciencias y los corazones? Seguramente en el siempre cambiante tablero político nos jugábamos menos de lo que pensábamos. Me reconozco a mí mismo excesivamente pendiente de la noticia, del "gol" que puedan marcar los que supuestamente son de los "nuestros", es decir de quienes apuestan por la unidad de lo diverso, por la cooperación y no la competencia, por la solidaridad social y no el “sálvese quien pueda”, de los que quieren cuidar la Madre Tierra y no depredarla, de los que ven hermanos desesperados y no amenaza en los cayucos que enfilan hacia nuestras costas…, pero incluso el avance de los "nuestros", más bien de nuestros valores e ideales, es más imperceptible y silente de lo que podríamos llegar a pensar. Nuestra esperanza no conviene se centre exclusivamente en nuevos intentos para sacar a las fuerzas de la reacción de este y de aquel poder. El progreso de la conciencia dibujará los futuros mapas políticos. El nuevo tiempo no debería aguardar la caída de los Maduros de turno para ser inaugurado. Los dictadores pueden querer amarrarse al tiránico poder, pero mañana seguirá amaneciendo. ¿No habíamos acordado que las auténticas transformaciones eran por dentro? La esperanza se escondía en realidad en cosas más pequeñas, aparentemente insignificantes, en ensayos más limitados, allí donde no nos falla. Los “media” tienen dificultad para reportar la verdadera y esperanzadora noticia, sencillamente porque no pueden destacar enviados en lo profundo de nosotros mismos, allí donde operan los cambios que otorgan esperanza definitiva al mundo. Se fragua silente una nueva realidad, una nueva humanidad responsable, cuidadosa de sí y de la entera creación que rehuye titulares. No sabemos si Edmundo González vestirá un día la banda presidencial que le corresponde, si el dictador Maduro pondrá también proa a Moscú, allí donde los mayúsculos atropellos a los derechos humanos se blanquean con el solo aterrizaje…, lo que sí sabemos es que el mejor humano se sobrepondrá al eventual retroceso actual. Pese a los reveses aparentes, pese al supuesto avance de las fuerzas, ya de la impostura, ya de la reacción planetaria, pese al individualismo y materialismo hoy rampantes, construirá a la larga un futuro más justo, libre, verde y solidario. Artaza 12 de Enero de 2025 www.velouriz.org www.koldoaldai.org |
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