|
Decálogo de la buena cocina
|
8 de Abril de 2021 |
|
|
1.- El buen cocinero/a no es el que sabe muchas recetas, sino el que receta y recita agradecimiento y alabanza, quien se siente feliz de ser agente para transformar la ofrenda de la Madre Tierra en exquisito plato. 2.- El buen cocinero no es el que necesariamente mide bien los tiempos, sino el que escapa a la noción del tiempo, y entra en otra dimensión donde todo es atención y donación, esmero y ofrenda; donde él se puede quedar sin comer, pero goza como el que más al ver los/as hermanos/as felices en torno a la mesa. |
|
Peregrino en los tiempos del COVID
|
30 de Septiembre de 2020 |
|
Crónica de un peregrinaje por el Camino primitivo |
|
Con la frente en la ventanilla del vehÃculo que te retorna, habrás de olvidar los mares de nubes, el robledal de cuento, la fraternidad del alma tejida con otros caminantes. Un autobús en Fonsagrada pone fin al esfuerzo, punto y aparte a estas notas. Escribo desde un cómodo teclado, mientras las piernas descansan, la mochila duerme y la lavadora da vueltas sin parar. El cansancio está metido en el cuerpo, pero también, con no menos hondura, el éxtasis en el alma. Uno paga el ticket sin saber cuál es su verdadero destino, aquél que te lleva al confortable hogar o el que dejas atrás en tantos albergues que te dieron puntual y acogedor techo. |
|
Lakabe amparo de utopÃas.
|
27 de Julio de 2020 |
|
Encuentro anual “Pemacultura ibera†|
|
Cuando las crónicas gráficas han necesariamente de callar, no nos queda sino deslizarnos por la crónica escrita más imprecisa. No es fácil tirar de recuerdo sobre todo cuando éste se refugia en estancias Ãntimas. Siempre nos quedará la palabra, pero cómo la reunimos y ordenamos para describiros la intensidad, magia y frescura del último Encuentro de “Permacultura Ibera†celebrado en Lakabe entre los dÃas 23 y 26 de Julio. Nos limitamos a compartiros algún apunte suelto, a revelaros que el encuentro fue lo cuál en las actuales circunstancias no es poco; que crecimos, disfrutamos y además de alguna forma renovamos votos para seguir avanzando y susurrando una nueva cultura más sostenible y solidaria con la entera vida. |
|
Playa de la Kontxa
|
28 de Abril de 2020 |
|
|
Si el destino nos hubiera empujado tierra adentro, quién hubiera enamorado al oÃdo con la caracola, quien le habrÃa susurrado océano infinito; quién hubiera recogido perdidas conchas y corales, quién los habrÃa dejado en el regazo de nuestras madres.PodÃamos haber construido castillos en cualquier otra orilla y sin embargo nuestras pequeñas manos modelaron la más fina arena. PodÃamos haber nadado hasta cualquier otra isla y sin embargo nos hicimos hombres al tocar el muelle de Santa Clara. La Vida nos pudo haber tirado en cualquier otra esquina y sin embargo cargó nuestra mirada de inmensa paz y nuestros pulmones de salvaje salitre. Aún no sé por qué levantamos barricadas a la vera del paraÃso, por qué nos ganó la furia a la vera de esa mar calma. Escribo desde el bosque sediento de mares, de olas batiendo rocas escondidas, anhelando reunir corales olvidados en el regazo de todas las madres. |
|
Estancia en la Casa del Sol (Alcanar). Enero 2020
|
20 de Enero de 2020 |
|
|
Hay mares que no rugen, que de tanto descansar olvidaron moler las piedras. Hasta la playa de cantos llega el aroma de las naranjas. Hay árboles que no crecen, que ofrendan miles de soles cargados de zumo y de vida. Hay abuelos de los que estarÃa siempre bebiendo el jugo de su mirada, pues tal es el pozo de bondad y vitamina que desbordan. Hilo conversación para contagiarme, para embeberme de su paz inmensa. Escribo desde la sala de meditación a donde tantas almas peregrinaron, donde tantas almas han despertado y nacido a una nueva vida. Retengo el instante privilegiado. Cuando todo calla, abro el teclado. Intento que esta noche tan cálida no me envuelva sólo a mÃ. Trato de frenar el sueño, de no olvidar que aquà vinimos en grupo, decididos a compartir todo néctar divino, todo instante embriagador. |
|
Unidos por la Tierra
|
12 de Diciembre de 2019 |
|
|
Los grandes generadores a duras penas logran subir unos grados la temperatura de ese pequeño y frÃo “planeta†rectangular. Es la Cumbre Social del Clima anclada en un aparcamiento de la Universidad Complutense de Madrid. Sentados en las frÃas sillas de plástico, nadie se desprende de su abrigo. Mucho voluntarismo en medio de condiciones muy militantes. El amarillo es el fondo de toda su adusta cartelerÃa sin concesiones. Rigor de militancia en la gran carpa sobre el duro asfalto, tÃmido calor revolucionario que no termina de contagiar más allá del ámbito antisistema. Por la ciudad universitaria la mayorÃa de los estudiantes no han trucado apuntes y libros por pancarta. La revuelta del clima no vacÃa las aulas durante la Cumbre. La otra Cumbre, la oficial está en boca de todos. Duras crÃticas a las grandes empresas que subvencionan el magno evento y a la vez aumentan sus beneficios con el desarrollo de proyectos extractivos sin medida y contaminantes. Escucho los duros testimonios de las mujeres chilenas a las que el Estado ha dejado tuertas por tratar de empujar el paÃs hacia delante. Asombro también ante el coraje de las palabras de la hija de Berta Cáceres. La lÃder ambientalista e indÃgena hondureña fue asesinada hace tres años, no sin antes soltar aquella frase premonitoria “Dar la vida por la defensa de los rÃos, es dar la vida por el bien de la humanidad y este planetaâ€. “El capitalismo es contrario a la vidaâ€, también fue otra contundente sentencia de esa mujer generosa que sabÃa que no alcanzarÃa los cincuenta años. Su lema esencial también podrÃa ser el de todos esos militantes alternativos enfundados en sus parcas oscuras, blindados en sus ideales. Todo empuja un poco en el túnel del tiempo, cuando no salÃamos de esas crÃticas afiladas, de esos inviernos y sus carpas de batalla. |
|
Ola de calor
|
2 de Julio de 2019 |
|
|
El frescor no acudió a su cita diaria con la mañana. Ni la oscuridad fue alivio, ni siquiera la noche trajo su debida tregua. Los sueños huyeron también a la vera de alguna astral orilla.
Aquella mañana de temprano estÃo, nos despertamos pronto y la tierra ardÃa. Sin descanso en el cuerpo, sin aire en los pulmones, sin rencor en el alma, nos acercamos a un teclado para compartir que algo habÃamos hecho mal. Era preciso volver a empezar: DebÃamos establecer un vÃnculo de mayor cuidado y respeto para con la Tierra, nuestra Madre. El progreso desnortado, la producción y sus gases descontrolados, el expolio y la contaminación debÃan cesar. El futuro debÃa ser sobre otra base, para no volver a despertar otro dÃa, sin descanso en el cuerpo, sin aire en los pulmones, sin esperanza en el horizonte... "Amalurra" merecÃa otro trato. Aún estamos a tiempo de que la suave y fresca brisa acuda a los despertares del mañana. ¡Asà sea! |
|
El abrazo de los muertos
|
3 de Junio de 2019 |
|
|
El paso del tiempo tiene la virtud de desapasionar la lectura de la historia. Los aniversarios pueden traer su recompensa en forma de análisis sosegado y balanceado, de reflexión con perspectiva de tiempo. En este conveniente repaso desapegado del acontecer colectivo, hemos contado entre nosotros con eminentes maestros, tanto en lo que se refiere a su mirada, como a su pluma. En Euskadi también tuvimos nuestro particular Dionisio Ridruejo, esa suerte de privilegiada alma capaz de vibrar con los dolores de todos los bandos. Se llamaba José de Arteche y su libro “El abrazo de los muertos†marcó mi primera noche de adolescente insomnio. Arranqué con él porque entre sus cuestionadas páginas, aparecÃa mi tÃo. El hermano de mi padre ejerció de médico en el frente de Elgueta con el bando de los alzados. Después, ya adentrado en la vorágine de la contienda norteña, no pude soltar el relato. El libro más importante del escritor vasco tuvo un “parto difÃcilâ€, pues la censura no le permitió ver la luz hasta 1970. Antes de “hacerse a la marâ€, el biógrafo de nuestros más insignes marinos y navegantes sufrió por partida doble, por los que habÃan caÃdo de uno y otro lado en nuestra guerra fraticida. No terminamos de ver un ideal en sumar al franquismo, sin embargo él, en la pura noche de la post-guerra dedicó su libro a “todos los que murieron luchando por un noble idealâ€. |
|
Sed de luz
|
22 de Abril de 2019 |
|
|
HabÃa sed de luz. HabÃa que desbordar esas pequeñas y oscuras atmósferas que apenas se clareaban con la mÃnima luz que permitÃan los alabastros. Era ya otro humano. Éste comenzaba a sentir cierta claustrofobia en medio de la reducida ermita del medioevo. Todo fue en realidad una cadena de acontecimientos que permitirÃa atrapar más luz en la tierra. El avance de las técnicas agrÃcolas permitió excedentes en la cosecha. Se inauguraba el comercio de la mano de una nueva clase social, la burguesÃa y con ella, un nuevo espacio, el burgo. La ciudad ya no cabrÃa en la estrecha ermita. El románico ya no resistÃa, no lograba contener todo lo que nacÃa en el interior humano. La “Nueva Jerusalem†no se podÃa encajar en esa atmósfera tan limitada que posibilitaba el arco de medio punto. Los compañeros constructores del románico, dieron paso a unas fraternidades más jerarquizadas. HacÃan falta albañiles y maestros albañiles (maçons) para el nuevo y glorioso templo con el que ya soñaba la cristiandad y sus incipientes ciudades. La antigua fraternidad de los francmasones fue la encargada de dar vida al concepto de catedral. Dicen que fueron los templarios quienes pusieron la pasta. Los muros se ensanchaban y crecÃan. La luz entraba a raudales a través de esos grandes rosetones que de paso nos contaban historias sagradas. Las nuevas técnicas arquitectónicas con sus arcos ojivales, arbotantes y grandes arcadas nos sacaron de la claustrofobia de la Edad Media. La piedra tallada nos introdujo en el misterio, su sÃmbolo y su aprendizaje sin lÃmite. Quedaba inaugurado aquel libro colosal desbordado de oculta enseñanza. |
|
Esfera cercana
|
26 de Abril de 2018 |
|
|
Siempre ha sido mi modelo, mi norte, pero hoy a la vista de las canas que asomaban sobre su rostro siempre feliz y entusiasmado, he pensado que en algún momento se lo deberÃa haber confesado. Hoy hablaba en una sala del Parlamento Foral en defensa de la Tierra, alertando sobre los peligros del cambio climático. No sé a ciencia cierta lo que habrá dicho, sólo sé que de haber estado allÃ, hubiera aplaudido a rabiar, hasta dolerme las manos. |
|
El milagro de cada instante
|
8 de Enero de 2018 |
|
|
Las ramas secas que corté ayer tarde son el calor del té verde que hoy atraviesa con placer mi garganta a primera hora. La luz del Sol va muy despacio impregnándolo todo y de repente me doy cuenta que me hallo en medio de un bosque maravilloso, en compañÃa de cientos de hermanos erguidos, robles, castaños, abedules….Vivir en la naturaleza, es simplemente vivir cerca del milagro. La vida aquà en O Couso es sumamente austera, pero el milagro te persigue a cada instante. De alguna forma algo de eso pretendemos demostrar: la vida sencilla puede no sólo ser bella, no sólo gozosa y sostenible, sino también milagrosa. Más nos alejamos de la naturaleza, más lo hacemos del milagro. Llegamos al asfalto y es cuando ese mágico orden comienza a desaparecer, cunde la desorientación pues no hay ritmo, ni constancia de leyes naturales. Las preguntas no hallan fácilmente respuestas. |
|
Huracanes, devas y corrientes de vida elemental
|
11 de Septiembre de 2017 |
|
Restablecer la alianza con la vida |
|
Vengo de la orilla donde las olas rompen sin tragedia, donde el viento seca el sudor del paseo y no arrasa. Vengo de preguntar a las olas, de interrogar a la suave brisa cantábrica, ¿qué podemos hacer para mitigar el dolor del mundo? La pregunta nos perseguirá allà donde vayamos. ¿Qué podemos hacer para que la tormenta no monte en cólera, para que la Madre Tierra no se desperece violenta? ¿Qué podemos hacer para que Irma, José… sigan siendo nombres de inocente pila, no de desoladora destrucción? ¿Cómo podemos solidarizarnos con cuántos temen que en estos mismos instantes sus casas salgan volando? ¿Qué podemos hacer para apaciguar el sufrimiento de nuestros hermanos encerrados en búnkeres y sintiendo amenazados sus hogares, sus cultivos, sus arboledas, sus paisajes…? |
|
Ser ofrenda
|
26 de Octubre de 2016 |
|
|
Ningún pasillo me conduce a "caja" después de haber llenado mi cesta de setas, nueces y castañas. No veo la etiqueta en ninguno de los frutos de otoño que las ramas me ofrendan a la vera de casa. Por más que busco, nada en la naturaleza encuentro con código de barras. La Divinidad no puso ninguna aduana a la salida de ningún valle. Todos los peajes son invención, argucia humana. El universo entero es un acto supremo de infinito amor; toda la creación es donación, servicio sin medida. ¿Cómo poder ser nosotros igualmente donación, cómo universo generoso, cómo entrega sin fin? Como es en grande sea en pequeño, ¿cómo vivir dándonos sin medida, ni proporción?, ¿cómo no renunciar a estos ideales en un mundo de acumulación desigual y sin medida, de mutuos codazos y férrea competición? |
|
Urbasa blanca
|
27 de Febrero de 2016 |
|
|
"Hoy he visto a Dios, bueno, yo creo que era Él. Estaba solo/a, allà arriba, tumbado al sol, vestido de hayedo blanco. No acerté a orar sin labios. Aún no sé cómo osé, cómo Le impotuné, no supe cómo callar el ruido de mis pisadas, no logré silenciar mi encendido canto de alabanza. Ni méritos en el corazón, ni pasaporte en el bolsillo, sin embargo nadie me detuvo en el vestÃbulo de los Cielos..." |
|
Titiriteros
|
14 de Febrero de 2016 |
|
|
Por supuesto los titiriteros fuera, en la calle, como no podÃa se de otra forma, pero con la misma fuerza que pedimos que no se vuelva a detener a artistas en el ejercicio de su profesión, pedimos que los titiriteros respeten el espacio más sagrado, más impoluto, que es el de la inocencia de los niños. La violencia omnipresente, el mal gusto, la música estridente, el ataque visceral..., debieran mantenerse siempre fuera de la órbita de los criaturas. |
|
Su recuerdo, armadura
|
30 de Noviembre de 2015 |
|
|
Era un terreno de nada y de nadie. Ignorante de él, debió pensar que nada, ni nadie le veÃa. Dios sabe que sólo fue una noche entre cientos de noches, pero esa noche cayó, perdió lo ganado. Estaba sólo en mitad del bosque inmenso. Como de costumbre habÃa acabado tarde sus tareas. DebÃa haber dado a "apagar equipo" y sin embargo a saber quién dentro de él le dijo que se merecÃa una recompensa, un regalo de última hora. No se sabe qué voz inmunda, falsa, impostada, le invitaba adentrarse donde no debÃa. La sangre le empezó a hervir y la mano a temblar. La soledad linda a un lado con la gloria y al otro con el averno. Para cuando se dio cuenta ya estaba dentro, y ya de allà era difÃcil salir. SÃ, buscar la belleza superior sÃ, pero sin necesidad de visitar a esas señoras que aparecen en la pantalla como Dios las trajo al mundo y que se acoplan sin amor, como si batallaran. Durante casi una hora permaneció el alma callada, ajena amordazada, mientras que el alter ego se hundÃa en el lodazal. Cerraba, pero una fuerza incontrolable le obligaba a volver a entrar. Permaneció todo ese tiempo exiliado de sÃ, con la comunicación cortada con su Ser, atendiendo sólo a la dictadura del deseo, regodeándose en las escenas. Temblaba el ratón y él no era nadie, sólo un pelele al albur del Ãmpetu de un deseo ardiente. |
|
La chabola
|
22 de Septiembre de 2015 |
|
|
DecÃan por ahà que lo pequeño también era hermoso. A veces hay que dimensionar los sueños; conformarse con lo sencillo, una casita rodeada de verde, unos manzanos, un peral, un castaño... Tenemos también dos perros entrañables, que por lo visto molÃan a palos por la zona y que no se despegan de casa. No en vano, algunas mañanas humea un arroz caliente, con algún trozo de lomo y pan viejo, junto a la puerta. En realidad es una “chabolaâ€, asà la denominan los vecinos. Sólo son dos habitaciones cocina y baño, pero estamos rodeados de tierra por todas partes. El ruido del mundo apenas se escucha y el monitor destella ya junto a la ventana. Una vida rebosante de clorofila llama a los cristales. De un profundo pozo obtenemos el agua. Estamos en territorio libre de cemento y eucaliptus. Somos exigentes sobre todo con la paz, el silencio y el contacto con la Madre Tierra. A partir de ahà no pedimos mucho más. |
|
Otoño
|
16 de Septiembre de 2015 |
|
|
Ruedan ya descaradas las castañas por los senderos, pero el recuerdo se agarra a los dÃas ardientes, a las manos estrechadas, al aro de hermanos. La memoria se ancla en las auroras y sus cantos, en las estrellas que se fueron y osamos bautizar con el dedo... Todo fue tan rápido. Apenas unas cumbres, unas brazadas en los lagos y ya están de nuevo aquà esas bolas cargadas de pinchos, invitándonos a olvidar las astros y a encender un fuego. Vamos ahuyentando otoños, descolgando sus manzanas, desnudándole sus musgos. Vamos cubriendo su hojarasca de arena cálida y brillante. Alguien salga a la encrucijada de los tiempos, alguien detenga los frÃos vientos, que aún estamos bailando danzas de paz en medio de un eterno florido.¿Quién osará inaugurar el otoño? Alguien lo encierre, a dieta de nueces y membrillos, en su más húmedo armario. |
|
Urbasa 2015. ¡Gracias!
|
10 de Septiembre de 2015 |
|
|
El cansancio nubla aún el recuerdo. ¿Reencontraremos mañana el brillo de todos esos ojos? ¿Se abrirá un poco más el baúl de la torpe memoria? Tratamos de sacar de su fondo el rostro de cada una de las más de 160 personas que han pasado por el campamento a lo largo de sus 21 dÃas y noches. Tratamos de detener el instante en que nos reencontramos con cada uno de esos compañeros/as de fogata, de excursión, de cÃrculo…, sobre todo de Sendero. Tratamos de añadirles su sonrisa, su cara de esplendor, su faz de alma… SÃ, debieron sacar el alma a pasear, sino cómo se entiende esos cantos que no callaban, esa danza que no se detenÃa, esos pasos que bordearon tantos riscos. Sino cómo se entiende esa suerte de abrazos que no soltaban, esa profunda hermandad, esa sólida comunión. Si no cómo caÃa la noche y roncábamos juntos bajo la misma tela en el puro corazón del bosque. Si no cómo se contempla tanta mejilla mojada cada vez que se encendÃa el motor de un coche rumbo al origen… Quizás algo de la tierra pura, de la tierra, elevada, del Reino de paz en torno a ese cÃrculo de piedras del que aún no logramos separarnos. ¿Cómo devolver todo lo entregado en medio del cÃrculo, junto a los pucheros, en las actividades, en el quehacer diario? No sé si estuvimos a la altura de todo lo recibido. No sabemos cómo podremos devolver ese alarde simpatÃa, de cordialidad, esa actitud de colaboración constante por parte de los facilitadores y participantes. Nos sentimos en deuda con cada uno de sus gestos, de sus brillos y perennes sonrisas. El Cielo se apiade de nuestro inmenso débito. Caminamos ahora los mismos altos prados y bosques, pero a nuestros pasos no les lastra la nostalgia. Ya oÃmos el eco de los cantos venideros, el susurro de los cÃrculos cada vez más anchos del mañana que ya está llegando... "Campamento de conciencia y crecimiento" Camping de Artaza ( Navarra). 1-22 de Agosto www.pirinea.org |
|
Germinados o el milagro del brote entre los pucheros.
|
27 de Enero de 2015 |
|
|
No son brotes, son enteros jardines que con reverencia conducimos a la boca; son tiernos milagros que nos comemos a manos llenas, que con respeto masticamos. Es pura vida recién despertada, magia que explota en nuestros cristales, alimento cargado de frescor y nutrientes. Llevamos un mes con los germinados y ya no imaginamos la cocina sin esos botes de cristal que cada dÃa llenan nuestra mirada de pasmo, nuestro espÃritu de agradecimiento y nuestro cuerpo de salud. No rechazamos el fuego que suave y amoroso transforma el grano más duro. No cargaremos contra la llama que hace más llevaderos estos inviernos, pero nuestra boca urge también de ese frescor del pequeño y tierno tallo. Nos hemos acostumbrado a mascar y englutir esos destellos de clorofila, esas semillas reblandecidas, esas ensaladas tan colmadas de color y de salud. |
|
|
|