La naturaleza nos enseña que todo es movimiento, evolución lenta y gradual. Todo se manifiesta con sigilo y madura con paciencia. Asà caminan también los pueblos. No florecen de un dÃa para otro. Necesitan su tiempo. No es lo mismo Bush que Kerry. “Los dos son iguales†significa no haber leÃdo el libro de oro de la naturaleza. No se puede pedir peras al olmo, ni revoluciones al americano con dos o tres coches en su garaje. Además las revoluciones no existen y menos en América. Eran un cuento imprescindible del ángel de la esperanza. Existen evoluciones, sueños más urgidos, utopÃas más imprescindibles, zumos más dulces, apuestas de más calor y llama. El pueblo norteamericano necesita también su tiempo hasta madurar, hasta reunir su propio azúcar, hasta hartarse de guerra, hasta firmar Kioto y el Tribunal Internacional, hasta tornarse más pacÃfico, humilde y solidario. No hay alba repentino. Escribimos cuando empiezan a bailar los primeros y cruciales números. En la larga noche de la incertidumbre, ponemos velas al ángel de la esperanza ¡Ojalá para cuando leáis estas lÃneas sean ya los primeros rayos, las tÃmidas luces! ¡Ojalá cedan ya guerra y abuso! ¡Ojalá color nuevo, fruta más madura! ¡Ojalá alcance Kerry la Casa Blanca! |
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