Sin embargo con su apariencia fresca y florida, el jardÃn tiene también el sabor amargo de la renuncia, por ejemplo renuncia a seguir caminando el mundo, a descubrir nueva gente, a embarcarte en nuevos y apasionantes proyectos colectivos... Llama el jardÃn, pero también reclaman las montañas y los desiertos lejanos, de forma que uno se queda en un terreno de nadie, preguntando qué geografÃa corresponde a esta hora, sobre todo a este cuerpo castigado y sus múltiples achaques. Casi todos mis amigos en el pueblo cultivan su jardÃn y yo soy siempre el que se encuentra en la puerta los tomates y las acelgas sin ningún esfuerzo. Este pudor bien debiera bastar para no soltar ya más la azada. Pero siempre hay algo más prioritario que cultivar un jardÃn, siempre hay un libro urgente a escribir cuestionando el tiempo libre, una nueva propuesta de actividad, un viaje pendiente, una nueva causa a abrazar... Tiempo de silencio, de quietud, de silla junto al rÃo, junto al mar. He decidido hacer un parón recapitulatorio capaz de romper inercias. Me he regalado unos breves dÃas sin trabajar, de lectura, de reflexión, de paz. En realidad quisiera que estos dÃas no se acabaran nunca. Me pregunto si ya definitivamente me ha llegado la hora de adoptar un perro abandonado y cultivar un jardÃn en tierra baldÃa. Ahora me toca a mà poner tomates bien maduros y acelgas bien verdes en la puerta de mis amigos. Seguramente serÃa feliz, no necesito mucho más. A menudo la sensación de que esta encarnación es especial, de que hay muchas cosas que hacer y descubrir, de que el tallo interno tiene tanto por alargar y las propias y escondida flores tanto por perfumar..., me aleja de la paz del suspirado jardÃn; a menudo el apremio a madurar por dentro, dificulta la siembra fuera. Siempre hay una tarea que hacer, un Plan que empujar, un Compromiso al que responder..., pero cavar la tierra con conciencia, preparar el terreno para las últimas lechugas de la temporada puede ser servicio. En agarrar la azada con presencia se puede hallar también un escondido altruismo. Somos con todas nuestras contradicciones. ¿Qué soportarán mañana los hombros, la mochila aventurera o la sosegada azada? Ojalá aún por un tiempo las dos cosas a la vez... * En la imagen la denominada "Playa" de Zudaire, donde ahora escribo estas letras Zudaire 11 de Septiembre de 2021 |
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