¿Canon digital?

La incalculable repercusión de la revolución digital en nuestras vidas, confirma que el ser humano avanza de acuerdo a un superior plan promotor de los principios de cooperar y compartir. Poco sabemos de esa trama divina que alienta comunidad de bienes intelectuales, espirituales… En esa carrera evolutiva, alcanzamos sin embargo a ver que la ciencia ha tomado, en diferentes ámbitos, delantera a la conciencia del ser humano. Cuando éste empieza a entender que no hay nada más hermoso en la vida que dar y entregar, vienen los últimos avances, desde Arriba infundidos, a revelarnos posibilidades infinitas para ese sublime ejercer.

No hay forma de combatir el avance del principio del compartir. Las creaciones artísticas e intelectuales se pueden hoy multiplicar y difundir a bajísimos costes. Baldíos son los frenos al “copy-paste”, a las “tostadoras”, al “E-Mule”… Pertenecen a ese plan de cultura y progreso al alcance de todos. Algo desde bien adentro nos empuja a poner a disposición de los demás lo que hemos alcanzado a ver o sentir, aunque sólo sea por el placer de recrear, por la dicha de embellecer el mundo y las mentes, por el simple y a la vez inmenso gusto de enriquecer y aportar algo al prójimo. No es pequeño pago.

La piratería no es despiadada cuando el tesoro se socializa y el oro virtual no merma, empero aumenta, al repartirlo. Por eso no acabamos de comprender la manía persecutoria de la copia. Es difícil entender la nueva Ley de Propiedad Intelectual que nuestro gobierno desea poner en vigor el próximo Julio. El artista debe de comer, pero al mismo tiempo comprender su principal cometido de volcar el alma, de dar lo que ha su vez ha recibido. El artista con la obra rinde cuentas del genio e inspiración otorgadas.

El autor merece su cuota, pero se extrema ese empeño por grabar con impuestos todo lo que lleve su nombre. Los compañeros constructores del medioevo, los artistas anónimos del pasado difícilmente entenderían tanto “flash” encumbrando el ego.

Sólo somos intermediarios. En realidad no creamos. Crean a través nuestro. No pintamos, no escribimos, no cantamos…; pintan, escriben, cantan a través nuestro. Nuestras creaciones no tienen dueño. No nos pertenecen. En realidad ya existían y no llevaban nuestro nombre.

Nosotros nos elevamos a lo más alto de nosotros mismos y entonces ellos, ellas, (dicen que carecen de sexo), bajan a inspirarnos. No sé si llevan alas, pero en el recogimiento silente y puro siembran perfume y esbozan gloria. Ell@s no piden canones. Comparten, sonríen y callan.

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS