Shambala

Siempre hay una Montaña tras tu montaña, siempre hay una cumbre nevada y soleada mofándose de la verde rutina de tus valles, siempre hay otro Otoño que aguarda tras la magia familiar del hayedo amarilleado…, siempre hay un buen amigo dispuesto a nublar tu pantalla y blanquear tu agenda, siempre un telefonazo oportuno invitándote a la aventura que jamás hubieras soñado… Ya me hice con el gorro de lana y los guantes de “goretex”, con las pastillas para la altura y el mapa con las cumbres de vértigo. Voy al país de las nieves eternas, al techo del mundo, a la morada de los Dioses. No sé si conseguiré audiencia, por más que escalaré alto…

Cuando arranque el avión rumbo Bangkok, dejaré por fin de preguntarme porqué no me bastan los amarillos y ocres de nuestro otoño en Lokitz ó Urbasa, cuando despegue de Barajas la aeronave, abrazaré el blanco perpetuo de las cumbres del Himalaya. Dejaré lastre de dudas e interrogantes en la pista de aterrizaje y agradeceré al Cielo la dicha de ese vuelo.
Siempre hay más Vida tras tu vida. Dice la leyenda y algo más que los Dioses se encapricharon de esas superiores cumbres por su esplendor infinito y a su vera, en otra dimensión, levantaron Shambala. Dicen que desde esa ciudad maravillosa, hasta hace poco innombrable, irradian elevadas energías que nutren a los humanos. Algo empuja, pues, a beber de la Fuente, a buscar colores y relieves puros, a asomarse a la Belleza sin límite para poder sembrar retazos de belleza después en medio de nuestros días.

Quizá se cuadró en exceso la pupila frente a la pantalla. Confío que tampoco sea brusco ese cambio del “ratón” al piolet. Estaré “out” hasta Diciembre. En Noviembre cita en Colombia con la Red Iberoamericana de Luz (www.redialuzcuartoencuentro.org). Disculpen tan dilatada ausencia. Prometo reportaje de las celestes cumbres y de los trópicos, de la soledad alpina y de la gran comunión en ciernes en Cali, de la morada de los Dioses y de la heroica batalla por la justicia y la paz en ese país hermano…. Prometo crónica a todo color si consigo, allí arriba, me abran las Puertas.

Zubielki Octubre 2003

 
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