Jesús Alonso comparte su ‘hoja de ruta’ en el proceso de reunificación de los servidores de la luz

Conocimos a Alonso en el marco del Primer Encuentro de la Red Iberoamericana de Luz en Junio del 2000 en el ashram de las Raíces de la GFU, muy cerca de Monterrey. La historia de esta Red, sus diferentes intentos de elevarla y expandirla tienen mucho que ver con Jesús Alonso. Siempre brindó intención pura y visión acertada para esta alianza de movimientos y familias espirituales de Latinoamérica. En medio del fuego cruzado, cuando llegaron las trincheras, él siempre fue respetado por las partes.
Sus conocimientos científicos les son de suma utilidad a la hora de afrontar las realidades de los mundos del espíritu, a la hora de diseñar también estrategias de trabajos colectivos.

Este físico, con postgrado en ingeniería nuclear, lleva las riendas de la Escuela Espiritual OROMU, desde hace veintisiete años. Exceptuando breves lapsos de tiempo, ha pilotado, a menudo junto con el entrañable contramaestre, Juan Treviño, la nave de esta gran escuela iniciática que ha sabido adaptarse a la nota y condiciones de nuestros tiempos. Al día de hoy, tienen una docena de delegaciones en México y casi otros tantos en otros países, entre ellos España.

Alonso pertenece también a otra importante institución espiritual, concretamente es miembro del Colegio de ancianos de la Venerable Orden de Melquizedek. Precisamente la promoción del nuevo discipulado de Melquizedek, en aras a dar un mayor y definitivo empuje a la gran revolución silenciosa que está aconteciendo ahora en la tierra, es su principal desvelo.

Hemos disfrutado y aprendido mucho con Alonso en su breve estancia en nuestra península. En medio de su apretada agenda española, ha tenido a bien concedernos unos minutos para compartir su valiosa visión de futuro.

A la vista de la lucidez en las respuestas, de la visión precisa y global que proporciona, acabamos por insinuarle el origen superior de la información. Él asiente y reconoce que es sembrado desde Arriba. Asistido por los Maestros y la Jerarquía, Alonso es capaz de esbozar la “hoja de ruta” en el proceso de convergencia indispensable de los movimientos y comunidades espirituales; de esta forma, con buen aliño de humor mexicano, nos revela algo del valioso mapa cuya travesía el ser humano ha de hollar en su proceso de reunificación planetaria.

Le damos todo el crédito, no en vano Alonso no es sólo un visionario, sino también peón, un servidor de a pie fuertemente comprometido, de los que durante años viene trabajando para establecer cada vez más abarcantes alianzas espirituales, para apuntalar el armazón de las redes, la estructura sobre la cual se asentará el Reino de fraternidad en la Tierra.

Sus palabras vienen pues de bien Arriba. ¿Desde dónde? No lo sabemos. Mediten, ponderen el contenido de las respuestas… y una vez interiorizado su mensaje, podamos atender juntos al grande e impostergable desafío propuesto: conformar la Gran Alianza, la Gran Comunión de los servidores del mundo.

¿Cómo incrementar la cooperación entre los diferentes movimientos y familias espirituales?

Pienso que la clave está en poder centrar nuestros esfuerzos en los aspectos básicos de la enseñanza espiritual. Si somos capaces de separar los propósitos fundamentales de las diferentes formas que cada escuela u organización utiliza para alcanzarlos, seremos capaces también de reconocerlos y por lo mismo salvar las posibles diferencias que podamos encontrar en las superficies o en las formas en que entendemos nuestro camino. De esta manera nos enfocaremos en lo fundamental y estaremos acercándonos.

¿Cómo tender puentes entre las escuelas y movimientos de uno y otro lado del atlántico?

El primer gran esfuerzo que debemos desarrollar es crear un leguaje que nos sea común, que respete las tradiciones, que nos aproxime a lo fundamental. Debemos desarrollar en cada uno de nosotros una apertura de criterios, de formas de ver la vida y de entender nuestras propias filosofías, de manera que nos permitan reconocer los puntos de coincidencia en lugar de enfocarnos en los aspectos que nos distinguen.

También será necesario que desarrollemos grandes habilidades de comunicación y de cierta “diplomacia espiritual” que nos permitan crear formulas de aproximación hacia personajes-guías que en definitiva poseen otras culturas, otros lenguajes, y otras tradiciones. En mi experiencia, aún entre hermanos que utilizamos el mismos idioma, muchas veces encontramos términos con significados muy distintos que pueden ocasionar malos entendidos o incluso distanciamientos y que es necesario superar, si en verdad queremos llegar a un acercamiento.

¿Cuáles son los pasos para el establecimiento de redes y alianzas que perduren en el tiempo?

En la formación de redes, resulta muy importante la figura de quien convoca. La persona que realiza el rol de unión o enlace debe cultivar de manera cuidadosa un perfil de neutralidad, de diplomacia, de respeto, de armonización multicultural o global. Sólo así podrá dirigirse en términos apropiados a personas con todo tipo de bagaje cultural y espiritual. Actualmente es muy difícil encontrar personas con esa capacitación, por lo que habrá que prepararlas.

¿Cuáles son los cometidos principales de esas redes?

En mi opinión, las redes espirituales conforman un tejido neuronal que enlaza mentes afines al mundo espiritual. Las redes forman la estructura de un nuevo consciente colectivo. A través de ellas, los más altos pensamientos que como humanidad generemos, irán despertando en el inconsciente colectivo un genuino deseo de elevación. Si ese sincero anhelo alcanza a la humanidad provocará su ascensión a otra dimensión mayor.

¿Basta un vínculo a nivel interno y virtual, o también son necesarios los encuentros físicos?

Definitivamente son muy necesarios los puentes físicos. No obstante primero se ha de dar un impulso espiritual interno y después materializarse. Lo sutil mueve a lo denso. Primero tenemos que realizar esa unión ecuménica global en nuestro interior, hemos de realizar esa síntesis universal dentro y así asegurar que estamos preparados para realizarla después afuera, en el mundo tridimensional.

¿Cuál ha sido el aprendizaje en el marco de la Red Iberoamericana de Luz?

Debemos reconocer que en el pasado ha habido varios intentos de aproximaciones a lo que podríamos llamar la gran red neuronal de conciencia mundial. Pienso que todos los esfuerzos anteriores nos han provisto de lecciones muy valiosas para la actualidad. En particular pienso que la lección que nos dejó esta red fue la de cuidar que hubiese congruencia entre los propósitos que manifestamos al construirla y los propósitos con los que trabajamos dentro de ella. Cuando dichos propósitos no están alineados es fácil caer en distanciamientos que nos alejan del propósito que da vida a la entidad que queremos construir. Hubo un momento en que el enlace que teníamos todos los participantes fue perdiendo fuerza y sentí que ya no tenía un propósito trascendente el seguir trabajando dentro de ella, por lo que decidí retirarme.

¿Para cuándo y cómo una gran red mundial de servidores de la luz?

Siento que la red mundial de servidores ya existe y que siempre ha existido. Lo que nos ha movido a todos seguramente ha tenido su centro en algún punto de la conciencia espiritual de la gran Jerarquía planetaria. A cada uno de los que servimos en el mundo se nos ha impulsado desde adentro, en la mayoría de las veces individualmente. Poco a poco, ese punto de inspiración ha ido descendiendo al grado de que se percibe que muy pronto alguien será capaz de convocar a una coordinación mundial de todos los servidores, encarnando ese punto “Donde la Voluntad de Dios es conocida”. Y será entonces cuando el propósito sea visible para todos y logremos constituir al gran grupo de servidores del mundo de manera visible y coordinada.

¿Para cuándo un gran encuentro mundial de servidores de la luz?

En particular el Maestro Melquizedek ha anunciado su llegada a fin de iniciar una revolución silenciosa. Uno de sus objetivos es justamente convocar a un grupo de hermanos servidores de la Jerarquía para trabajar en los preparativos de lo que será la ascensión de la humanidad a una nueva conciencia espiritual. No ha querido definir la fecha. Menciona que está esperando que se den una serie de condiciones para que Él pueda aparecer públicamente, culminando así el proceso que Djwhal Khul, el Tibetano, anunciara como “la exteriorización de la Jerarquía”.

¿Qué importancia le concedes al diseño de un calendario espiritual unificado dentro de todo este proceso de reunificación planetaria?

Mucha. En mi opinión es muy importante. El Cielo responde a los esfuerzos de la humanidad. Nuestra parte del Plan consiste en organizarnos para trabajar unidos, formando grandes núcleos de fuerza inteligentemente dirigida hacia propósitos trascendentes que provoquen el acercamiento de la Divinidad a la Tierra.

¿Qué papel juega en ello la escuela de OROMU?

OROMU, la Orden Melquizedek y todas las organizaciones afines del mundo conformamos un gran rompecabezas en donde cada uno posee una pieza. El elemento de unión entre las organizaciones lo formamos los seres humanos. Por eso es importante cultivar la universalidad. En la medida que podamos trabajar en diferentes organizaciones compartiendo una visión más global en nuestras mentes, nos iremos convirtiendo en agentes de enlace entre múltiples filosofías, tradiciones, grupos y hermanos del mundo. No es que OROMU y la Orden Melquizedek jueguen un papel especial, simplemente son dos piezas de un gran rompecabezas que entre todos debemos armar.

 
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