En este mundo de usar y tirar, podemos llegar a pensar que nuestro cuerpo físico también lo es, sin embargo él no está confeccionado en una cadena industrial que fabrica al por mayor; él representa el más audaz y excelso de todos los inventos. Tal como nos sugiere la oculta sabiduría, él supone el concurso de trillones de elementales, de multitud de ángeles o devas, del asesoramiento de nuestros guías, del amparo de nuestros protectores. Vestirnos ese maravilloso traje y con él bajar a la Tierra, es el más audaz y preparado de los viajes que emprende nuestro alma y bajo ningún concepto deberíamos cancelarlo antes de lo previsto. Nuestra presencia en la Tierra representa igualmente el esfuerzo grande de nuestros progenitores y a menudo de quienes en vida nos acompañan. No, nunca precipitar tan decisiva hora. Entre otras razones porque la vida es sagrada y no somos sus dueños. Nos falta conciencia de que servimos a la Vida, a la humanidad, a los Reinos; de que nuestro contrato en la tierra contiene una claúsula inexorable de donación y entrega. Asentada esa conciencia, nunca pensaríamos en el suicidio. Brittany Maynard sopesa no quitarse mañana la vida. Se replantea la fecha que había elegido para suicidarse. Maynard, con cáncer terminal, había anunciado que se iría de este mundo el 1 de noviembre. La joven que ha despertado el debate del suicidio asistido en Estados Unidos, se cuestiona el no suicidarse mañana sábado, tal como había planeado. Tenemos curso de danzas este fin de semana en Artaza. Escribo apresurado, pues aguardan muchos preparativos. Ya redactaré algo más pausado sobre el tema la próxima semana. Sólo quería ahora mandar mi pensamiento para que Maynard desista en sus planes. Sólo quería aprovechar la ocasión, para entonar esta mañana de otoño, víspera del Día de los Muertos, un profundo, sincero y sentido canto a la vida... * En la imagen Brittany Maynard Artaza 31 de Octubre |
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