Carlos Fiel, director de la Escuela Sadhana de Yoga, médico, músico, entusiasta de la vida…:

“Meditar es encontrar la eternidad en el momento presente”  
Los alumnos remontan al atardecer las interminables vueltas del Monte Ulía para acudir a sus clases. Debe merecer la pena. En esa gran sala de madera en la cima de la cumbre donostiarra se imparte algo más que yoga. Carlos Fiel y la escuela Sadhana no sólo instruyen en las asanas, sino que también muestran cómo vivir con contentamiento e iniciarse en la serenidad, en la generosidad…

Los primeros “saludos al sol” fueron en las catacumbas, hace ya treinta años. En medio de la agitación política del franquismo tardío, él y su hermano ya invitaban a volcar a la interna paz. Hacerlo además en medio de aquel revuelto San Sebastián tenía su mérito.
Después vino el florecer de la Escuela Sadhana, su expansión por otras ciudades de España (San Sebastián, Barcelona, Valencia, Sevilla, Madrid, y Las Palmas), por Suiza, Italia y Francia, por Uruguay y Argentina. El yoga de Carlos es fresco, creativo, vivo y por lo tanto fácilmente contagiante.

Subo a su encuentro. Apenas recordaba el itinerario hasta esa atalaya desde la que se contempla la ciudad. A la mañana él y su compañera Rocío, se han empleado en plantar flores en la entrada de la sala. Antes que se vaya la luz, aprovechamos para hacerle las fotos a la vera de esos pensamientos, lavandas y geranios recién acogidos.

Hace años que no nos encontrábamos. Rebosa la misma felicidad de siempre. ¿Será ese estado de unión con todo, que después aludirá…?, unión con el jardín rebosante de color, con el perro que abraza con cariño, con los alumnos que se acercan felices a clase, con esa amplia e intensa tarea que desarrolla… En verdad creo que no necesita excusas, porque Carlos es un hombre en permanente estado de felicidad. El éxito de su escuela no debe ser ajeno a esta felicidad contagiante.

A un lado el mar, al otro la ciudad que va poco a poco callando y apagándose, testifican casi mudos las confesiones de este profesor de yoguis, músico, médico, investigador de la psico-anatomía…, por encima de todo irreconvertible entusiasta de la vida.

¿Plantas flores que te dan felicidad?
Dan color y agradecimiento hacia los que suben hasta aquí, me gusta compartir mi casa y mi vida, abrir las ventanas y que circule la vida.

¿Flores como la del yoga?
El yoga para mí ha sido un regalo de los que da sentido a mi vida. Sé que es solamente un medio que me lleva a entrar de cabeza en la realidad y a asumir mis límites y errores con todo corazón. Trato de desdramatizar los errores tanto míos, como de los demás. Así, poco a poco, me voy sintiendo menos separado de todo lo que es la vida. Dicen los textos: “Cuando el espíritu está en paz el estado de yoga se produce”. Esta es la gran definición que orienta nuestra búsqueda en el yoga.

¿Qué alimenta esa flor?
Poco a poco la práctica de esta forma de calmar la mente y de tomar cierta distancia con mi reactividad, siendo más prudente, escuchando y sintiendo mejor, hace que interiormente vaya creciendo un profundo sentimiento de espiritualidad, de unión. Pienso que amar es liberarnos de los temores y aceptar la aventura del vivir sin separaciones. Éste sería para mí el “corazón de la ecología”: cuidar la salud, la ecología de mi corazón.

¿Qué axfisia esa flor?
Los hábitos, los automatismos, los bloqueos, las emociones contenidas o los afectos no expresados dejan mudo nuestro espíritu y lo sacan de ese ritmo lento y natural. La falta de solidaridad y apoyo, de comprensión y amor, de respeto y tolerancia, de unidad como humanos, de cordura frente a la vida y frente a la pobreza, de cultura y educación de los desprotegidos…, todo esto ciega, además, nuestro espíritu. Sin la palabra y sin la luz lo humano no merece del todo esa condición.

ESPIRITUALIDAD COTIDIANA

En tus clases te revelas como un paladín de la espiritualidad cotidiana…
No hay un cambio de visión espiritual, en realidad lo que estamos haciendo es llevar esa macrovisión espiritual a una visión sencilla y práctica. El despertar espiritual de hoy en día se acerca a la realidad. Más allá de los grandes maestros, nos hacen falta maestros pequeños de lo cotidiano, que nos orienten en el sentido de responder a nuestras propias incapacidades, de mimar nuestras relaciones…

¿Cómo contribuís Sadhana y Carlos Fiel a este cambio de conciencia?
Sadhana ha gestado una pequeña red de araña entre grupos de trabajo. Un poco inspirados por los grandes maestros Krishnamacharia, Deshimaru, Krishnamurti… abrigamos tres ideas claves: crecer en conciencia, evolucionar en nuestro corazón y aprender de nuestra realidad.

Casi nada…
En realidad lo que buscamos es aprender a vivir con cierto estado de alegría, de contentamiento. A menudo olvidamos agradecer a la vida todo lo que nos da. Celebrar la alegría de estar vivos es la mínima de las gratitudes hacia la vida… Me consta que no todos tienen fácil el hecho de aceptar sus vidas, por eso es nuestra obligación es apoyarles para encontrar un sentido, que en gran parte nosotros mismos les hemos quitado.

Alegría, generosidad, paz… son las metas
Creemos importante desarrollar la serenidad, o calma profunda, el equilibrio entre el interior y el exterior (vipassana) y la generosidad. La vida es generosa por naturaleza, da lo mejor de sí misma. Cuando damos nos unimos a la vida. Generosidad viene de “genus”, que indica generar. Si tu das, generas. La vida busca la colaboración mutua y el bienestar común. Ejemplos no nos faltan. Dentro de nosotros mismos, el mundo celular da y genera más de sí mismo. Un organismo, un cuerpo otro tanto…

APRENDER A COMPARTIR

¿Emerge el paradigma del compartir?
La vida es trabajo en equipo, trabajo desde el placer. Tenemos que aprender a “decrecer”, aprender a dividir los recursos y compartir la vida. Se nos había olvidado media humanidad que tiene todo el derecho a compartir el planeta con nosotros. Aprender a dividir los recursos y compartir la vida, nos moldea y nos hace más humanos. Iniciarnos en una existencia más simple, menos ambiciosa y depredadora nos sienta bien a todos. Ello para nada implica que esa vida pierda calidad.

¿Este esquema se puede llevar incluso a la empresa?
La competencia no hace bien, desde el momento que no genera unidad y por lo tanto estrategias de creación. Se trata de crecer aprendiendo en común, tomando conciencia grupal o de totalidad. Tenemos que aprender a pasar de un capitalismo devorador, a un capitalismo ”co-generador” donde hagamos la transición hacia el “trabajo como ética”, buscando el apoyo mutuo y el bien común.

“Tú y yo somos mucho más que dos” que diría Nacha Guevara…
Así es. Juntos generamos algo más siempre. Cuando uno se contempla creador de su vida, se siente a la vez infinitamente gratificado y agradecido para con ella y compasivo hacia el mundo. Vivimos una constante interrelación, en la que los roles activos y pasivos se están continuamente intercambiando. Es preciso superar el esquema estático de médico y paciente. Yo me curo por que tú te curas, porque estamos en una relación, en un contacto que nos libera.

Es importante no sentirnos separados de nada. Los amigos y tú, el mundo y tú…, es una unidad que merece la pena cuidar. Es importante decirnos a nosotros mismos que no queremos vivir separados de esa realidad colectiva.

MEDITACIÓN

¿Qué consigue el alumno cuando medita?
Dedicar media hora a serenarnos, llevar desde ahí nuestro corazón a la vida, entrar en un contacto interior…, es el mejor servicio que podemos llevar a los demás. Cada vez que meditamos nos recordamos que nos sentimos agradecidos por todo lo que la vida nos ha dado y que deseamos no olvidarnos de generar serenidad para estar conscientemente presentes en nuestra realidad.

¿Algún ritual especial a la hora de meditar…?
Antes de meditar, saludamos y agradecemos a cuanto nos rodea. En segundo lugar ponemos rostro a la meditación ofreciéndosela a alguien que la necesite, humanizamos la meditación, le damos una dirección. Seguidamente agradecemos a todas las personas que nos han permitido llegar hasta donde estamos. Es una larga cadena de agradecimientos. También nos reconocemos a nosotros lo que por nosotros mismos estamos haciendo y saludamos a nuestra práctica como vehículo de aprendizaje.

¿Después buscamos ese espacio de silencio?
Si, pero si mientras estamos sentados, nuestra mente espera que suceda algo que pueda coger o adquirir o aguarda algo de lo que pueda obtener un placer…, entonces no habrá silencio, porque habrá una tensión de espera. Si el ego se acurruca en un ángulo de la conciencia esperando que suceda algo interesante, entonces no vivimos en el espacio del silencio.

El silencio es un estado que necesita calma. No es un estado de espera, de futuro, sino de presente, presencia en todo lo que pasa por nuestra mente en cada momento generando ese gesto-imagen de “vacuidad”, de no estar separado de nada, ni de mí, ni de los demás, ni de lo que pasa por mi mente, ni del mundo…

La calma es un estado de conciencia no limbo de éxtasis. Es un estado donde cuerpo, mente y respiración tienen que estar profundamente unidos y armonizados.

¿En el cojín de la meditación también nos asalta el ego?
Cierto. El ego no puede provocar una transformación, la mente no puede conseguir la liberación. Pero cuando la conciencia egóica se relaja en la “no acción”, aparece el silencio y la energía incondicionada, universal, actúa sobre nuestro ser, lo llena de un vigor y de una totalidad totalmente nueva.
Gracias a él me siento y puedo ir un poquito más allá de él, hacia la vida con plena conciencia.

¿El experiencia del silencio equivaldría a la ausencia de ego?
Todo el misterio y el significado de la vida aparece en la inocente comunión con el silencio, cuando el ego no se afirma, ni se agarra a nada, cuando lo trascendemos y no cuando lo ahogamos.

¿Dios es esa experiencia de silencio?
Meditar es encontrar la eternidad en el momento presente, sólo la podemos encontrar ahí. Es una observación pura, sin aferrarse y sin rechazo. Lo divino es la totalidad que puede ser comprendida, pero no experimentada; sentida pero no vista. Lo divino es algo más que una experiencia física o psicológica. Si vaciamos nuestras cabezas de todas estas estupideces de encontrarlo, experimentarlo, tendremos el coraje de llegar a la frontera de la verbalización y zambullirnos en el espacio interior del silencio. Cuanto más lo buscas, más lejos te encuentras. Dios es presente, realidad con todos sus conflictos. Dios se hace humano porque vive y eso sólo se hace en “presente”.

¿A veces pareciera incluso que Dios se hubiera retirado?
Para Él crear, es retirarse y dejar a los humanos la responsabilidad de re-inventar su vida, sin la cuál no hay posibilidad de evolución, de comprensión y sin comprensión no hay amor posible. El sufrimiento humano parte de la mente humana y su ignorancia. Dios es una intención, un deseo innato de unidad, de vuelta a nuestro Origen.

¿No hay otro camino que el amor?
No hay otro camino que el amor, es nuestro gran obstáculo y nuestra solución. Amor al otro, no sólo al marginado, diferente y desposeído sino a nuestro compañer@ de mesa, de vida, de conflicto…. Amar a aquél que nos es cercano y al que nos es lejano, al problemático, al enemigo que no le podemos mirar a los ojos… Todos nos pertenecen, nos son cercanos. Somos nosotros mismos en un montón de momentos de nuestra vida.

YOGA

¿Qué se lleva el alumno de Sadhana cuando acaba su formación?
En realidad transmitimos lo que somos, no lo que sabemos. El alumno, al acabar aquí, sin dejar de ser quien es en esencia, habrá visto cambiar algo en él. Probablemente su mirada hacia el mundo haya cambiado, probablemente sea más conciente de sus actos, de su forma de relacionarse, más generoso con el mundo… Pretendemos transmitir una actitud de serenidad, de desdramatización de la existencia, un sentido de agradecimiento, un vacío de separatividad…

Señas de identidad de la escuela Sadhana con respecto a otras escuelas…
El yoga es sólo un medio. No nos interesa tanto el cuerpo, sino la conciencia que está detrás del cuerpo. Aprender a escuchar el cuerpo. Aprender a crear serenidad , desde tu mente, desde tu cuerpo… La conciencia es lo importante, no el asana... El yoga es un medio, la conciencia es lo importante. Si esa conciencia va acompañada de corazón, de generosidad, de serenidad… esa conciencia es creativa. El Yoga ha de ser creativo para generar comprensión.

¿Hay margen de creatividad en el yoga?
Sí, hay mucho margen. Cada uno somos de un color y las estrategias para alcanzar la paz son inimaginables. Si no la alcanzamos, no la podremos recetar a otros y menos dársela.

¿No están todas las asanas inventadas?
¡Qué más da! Las asanas son la excusa. El mundo es cambio tras cambio. No se puede decir las asanas son éstas. El asana es un modelo para aprender a dialogar y escuchar. A mí no me importa el asana como forma. Lo que importa es cómo me centro y dialogo yo con el asana. Es todo un proceso de diálogo interno con mi cuerpo, mi respiración, la vida… Yo me entrego y el asana ha de operar en mí. Ahí está la parte creativa e intuitiva.

Asana pertenece a un conjunto que forma una actitud ante la vida. La práctica de asana es la práctica de un centramiento, de un equilibrio, de una escucha, de una progresión hacia un estado de conciencia, de una comprensión de unos límites, de aflojar unas tensiones… Es una actitud no una forma. Es un paso de una tensión inconsciente al de una distensión consciente, en todos los niveles, físico, mental o interior.

El yoga nos tiene que abrir ventanas, nos tiene que dar aire. El yoga nos enseña a entrar en el espacio de nuestro cuerpo, de nuestra respiración y de nuestra mente …

MUNDO

¿Futuro global de la humanidad?
El futuro depende mucho de la confianza que sepamos generar. Confío en la gente, si bien la evolución es lenta, cuesta cambiar las actitudes. Hay cada vez más gentes que están por una labor regeneradora. El futuro tiene mucho que ver con la paciencia, la generosidad y el alma y no tanto con el poder y el dinero. La humanidad tiene que aprender a dar más de sí misma.

¿Nos falta iniciarnos en la cultura del dar?
La gente tiene tanto para dar. Cada uno está llamado a dar lo máximo que tiene… La comunidad nos permite dar de nosotros mismos, nos permite entregarnos totalmente, es el espacio donde cada cuál puede vivir desde el alma.

Deberíamos de aprender del mundo celular y microcelular para observar lo que pasa afuera. La vida siempre da más de sí misma, siempre busca más del bien común, siempre fomenta apoyo mutuo. Si creemos en la reencarnación como algunos miles de millones de seres en el planeta, hemos de dejar un poco bien la casa para cuando queramos volver. . . Y si no volvemos, ¿para qué tanto ruido? Dejémosla lo mejor posible.

¿… y mermar la cultura del recibir?
Siempre estamos pendientes de que nos falta algo. Es preciso quitar el copyright a la vida. Si yo desarrollo una actividad y doy con algo beneficioso para la humanidad estoy llamado a no retenerlo, a compartirlo, al fin y al cabo sólo le he dado una concreción última. Hay un esfuerzo de mucha gente también detrás de ese descubrimiento. Ese beneficio que yo genero es el que me enriquece.

¿Qué más le falta al mundo?
Generar en definitiva un estado de gran humildad ante la realidad. Permanecer en contacto, permanecer en diálogo, en encuentro. El mundo necesita respeto, saber escuchar y sanarnos mutuamente. El mundo necesita mentes abiertas más allá de ideologías y religiones. Hay muy poco diálogo. Aunque piense diferente que tú, aunque vote diferente o profese religión diferente… tengo el mismo grado de dignidad.

¿No hay elegidos?
Dios es la Vida, la Existencia y por supuesto no está sólo en las iglesias. El cristianismo ha hecho de cada uno de nosotros alguien en el que inherentemente existe un pecado. Las religiones orientales saben que inherentemente en cada ser humano hay un ser divino.

¿Dónde ves los síntomas más esperanzadores?
Veo la esperanza en el caos. Se nos está revelando la infelicidad por la separación que hemos creado. Se nos está revelando la fragilidad de la vida, la vulnerabilidad de la existencia. Entramos en un a crisis y me digo: yo ahí no quiero vivir, yo ahí no quiero estar…

La vida tiene un sentido más elevado. Cuando lleguemos al fondo del agujero, veremos la necesidad de recuperar el alma humana. El ser humano aprende tropezando. Está dispuesto a aprender de sus errores. Toda alma humana busca un espacio y al final de nuestro proceso necesitamos encontrar la serenidad. La juventud también es un síntoma de esperanza porque sabe rebelarse y eso es importante ya que los valores que les dejamos de herencia no son nada alentadores. Sólo así se revelará su interior, su humanidad.

La vida se nos vuelve a revelar como la mejor maestra…
Cómo voy a ir más allá del ego, si no lo reconozco. El verdadero maestro de mi vida es la realidad: mis conflictos, mis errores, mis pecados… He de comprenderme primero a mí mismo, para poder comprender a los demás. He de creer en mi propia comprensión para poder ir después al encuentro del otro. La vida es para jugarla, para desdramatizarla. Sobre la mesa está en juego nuestra alma, el núcleo de la creación. Dar lo mejor de nosotros es la mejor recompensa y satisfacción que nos da la vida.

 
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